Libros

jueves, 27 de mayo de 2010

Mis soldados no llorarian en las batalla

Los detectives andaron por la casa a oscuras.
En la cocina había un enorme charco de sangre y sobre el un par de pies femeninos enfundados en zapatillas. Estaban delante del fuego, donde habia una cazela, pegada con adhesivo a la cazuela estaba la mano de la victima, con la alianza en el dedo.
En el salon estaba la otra alianza el brazo entero estaba pegado al sillon y en la mano estaba pegado el mando de la televisión, como si lo sujetase y en el suelo los pies.
El el piso de arriba había una niña tumbasa en su cama en sangrentada cuando llego el suejto extraño, pero en el momento en el que los detectives llegaron solo quedaban los brazos abrazados a un osito de peluche.
En la habitacion contigua estaban las manos de un chico adolescente sobre el teclado del ordenador.
Los 4 miembros de la familia habían sido mutilados, pero no sabian donde estaban los restos que todavia faltaban. Tardaron en encontrarlos. Hasta dos días depués no miraron en la piscian, donde estaba el quinto miembro de la familia un bebe. Cuando encontraron el cuerpo flotando en la piscina sus peors presentimientos se hicieron realidad. Pero el bebe no estaba solo en la piscina, el resto de los cuerpos cortados en pequeños trozos de tamaños similares flotaban en la piscina teñida de rojo. Que hasta ese momento había estado cubierta por una tela azul.

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