Libros

sábado, 26 de noviembre de 2011

Hallo!

Buenas desde Alemania :)
Llevo unos días por aquí en un pueblo a tiro de piedra de una central núclear, de la cual tengo una vista preciosa desde mi habitación. Ahora mismo estoy en la cocina, he dormido hasta las doce, he desayunado y estoy esperando a que salga la pizza del horno para comer mientras le racaneo el ordenador a mi estudiante de intercambio.
Por algo que ya contaré no tengo internet y solo puedo racanear el ordenador de vez en cuando pero tengo preparados unos resumenes de mi día a día que pondre al volver a Madrid. Paciencia por favor.
Bis bald, Bea.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Insultar

He de reconocer que no soy la mejor a la hora de responder ante un insulto, porque me atasco. Tampoco es que tenga mucha facilidad para insultar sin pensarlo por lo que intento evitar una situación en la que pueda verme paralizada por lentitud al buscar palabras malsonantes o hirientes. Mi madre siempre me dice que no hay mejor ofensa que la buena educación y me parece bastante lógico. Pero no quería hablar de eso. Hace poco tiempo me llegó un insulto vía Facebook, de una persona con la que no tenía relación desde hace casí un mes. Desconozco la razón.

Describiré la situación:
Abro el Facebook y sorprendida veo que tengo un mensaje. Cosa rara, es bien sabido lo poco que uso el Facebook. Abro el mensaje y me encuentro un parrafo lleno de exclamaciones y mayusculas. Empiezo a leer. Mi primera reacción fue asombro: ¿Pero esto qué es? Más tarde indignación: ¿Cómo se atreve?¿Con qué derecho? Y entonces llega la mejor parte:
"Eres peor cn una puta culo fcil nalgas guangas.." (Tal cual venía en el mensaje)
NALGAS GUANGAS( permitidme que lo ponga en mayusculas, se lo merece) Reacción ante semejante "eso" una carcajada. ¿qué esperaba? ¿qué me echase a llorar? A lo mejor para él tiene algún sentido pero sinceramente no puedo negar que me hizo mucha gracia.
Sigo con el insulto:
"Putaaaa?? Putisiiimaaaa!!!!! ;);) oh si"
Bien...vale...de acuerdo...¿Qué? No me he enterado, lo he leido varias veces y solo llego a la conclusión de que el pobre es bipolar o que habla solo o...o que...no sé...Sinceramente tampoco se muy bien como tomarmelo. Pero ante la presunta bipolaridad del individuo decidí no indagar en el asunto. Quien sabe, puede que ahora este teniendo una lucha interna sobre si quiere a su novia, o manteniendo una conversación consigo mismo para decidir si debe o no echar mostaza a su comida.
Aquí dejo la preciosa y elaborada composición, que lo disfrutéis:
"Pinche zorra pendeja pinche puta! Eres peor cn una puta culo fcil nalgas guangas.. Pinche perra puta!!! Chingas a tu madre!"
"Putaaaa?? Putisiiimaaaa!!!!! ;);) oh si"(pasaron dos días desde la primera parte hasta la segunda y varios días hasta que yo me di cuenta)
Digo yo que si tienes tiempo entre un mensaje y otro y nadie te urge a responder podías por lo menos fijarte en poner todas las letras, me parece lo mínimo. Pero claro, también puedes hacer de tu "insulto" una bonita composición que sea divertida y no hiriente. Tal vez empezó con la idea de insultar y luego decidió que no. No sé.

Capítulo 13.

-Vaya, Verónica, me has decepcionado. Si algo me gustaba de ti era que nunca me pedías nada.
-¡Oh venga ya! Solo te pido una cosa. Además, para lo que me queda.- respondió Verónica.
-¿Qué? ¿Te queda de qué?
-¡Nada! Es...una....manera de hablar...si...Una frase hecha...¡Solo quiero que le eches un vistazo!¡Qué le des una oportunidad!- dijo Verónica apresurándose a volver al tema inicial.
-Sabes muy bien que echarle un vistazo y darle una oportunidad son cosas muy distintas...Veré lo que puedo hacer...-dijo Rebeca, pese a que en lo relacionado con contratar a gente podía hacer lo que le viniera en gana.- Me has dicho que es ingeniero ¿verdad? Y me has mandado el currículo, vale...bueno, te mandaré algo cuando lo vea. Por cierto, ¿Cuándo vuelves?
-¿Verónica Marselle? Ya puede pasar. Por aquí, por favor.- dijo una enfermera.
-Hm...No estoy segura, cuanto antes a partir de mañana. Ya hablaremos, gracias por lo de Diego.-Y colgó.
“¿Diego?” Pensó Rebeca. “Debe de ser el ingeniero” Se recostó en su asiento y comenzó a jugar con un mechero.
Verónica entró en la consulta pero no se sentó. El doctor estaba detrás de la mesa, con los codos clavados en ella y con las manos juntas contra la frente. Parecía preocupado. Ella se mantuvo en silencio durante un momento hasta que él reaccionó.
-Buenos días, perdona. Toma asiento...-pero al ver que Verónica no se movía añadió con tono áspero.- Si quieres. Seré breve. No tienes nada extraño, es muy normal en tu estado. Tampoco puedo hacer mucho, te daré un anti-inflamatorio y algo para la garganta pero no puedo darte mucho más. Lo siento mucho, Verónica... No puedo evitar sentirme culpable por todo lo que estás pasando.
-Tú no ti...- Verónica no sabía muy bien el porque de aquellas pero intentó defenderse.
-¡No!-respondió él levantándose de golpe-Puede que yo no, pero Roque si.... Él tiene la culpa de todo...¿Me lo vas a negar? No, no lo vas a hacer porque tengo razón. Me encantaría poder cambiarle, cambiarlo todo... Es un caso perdido... El muy imbécil...- Y se dejó caer con todo su peso sobre su silla. Tras un momento de silencio se irguió y comenzó a escribir las distintas recetas. Ella las cogió sin decir una palabra, todavía sorprendida por la escena y se fue. Cuando estaba en la puerta el volvió a pedirle perdón y ella volvió a no responder.
Verónica, volvió al coche, colocó la llave en el contacto y arrancó. A mitad e camino hacia Sangenjo, comida por la curiosidad, se paró en un arcén y cogió el teléfono.
Uno, dos, tres pitidos. Aquello era extraño. Roque era esa clase de persona que llevaba en su teléfono toda su vida y que siempre lo llevaba con él. Incluso en el baño, pensó Verónica. Siguió esperando. Podía estar ocupado, con alguna mujer, tal vez. Otros tres pitidos. Colgó y llamó a Rebeca. Tampoco contestó, antes de que se diera cuenta ya estaba escuchando el contestador automático pero aquello era normal. Sin embargo, lo de Roque no. Decidió no darle más vueltas, no serviría para nada.