Soy una grandísima admiradora de Napoleón Bonaparte. Me inspira y fascina. Encuentro en él a una de las figuras más importantes de la Historia reciente y considero que si todos fuésemos un poco más como él todo sería muy distinto.
Casi siempre que comento esto a alguien surgen los mismos 3 comentarios. Tanto es así
que ahora mismo no me viene nadie a la memoria que no me haya hecho por lo
menos uno de ellos. El primero y más común es que era bajito. Sí, medía 1,64.
Aunque he perdido mucho tiempo en intentar explicar porque esa altura no era
tan patética en su tiempo, no voy a intentarlo ahora. (No digo que no fuese
bajito, lo era y le costó muchas burlas) El segundo comentario es que la tenía
pequeña. Y es cierto, de hecho, no superaba los siete centímetros en erección.
Sinceramente, teniendo en cuenta que era bajito, gordo, feo y desagradable no
veo que misterio hay en que tampoco estuviese bien dotado. Es obvio que en el
reparto de virtudes y bellezas no tuvo mucha suerte. Y el último comentario, el
que me da más rabia oír, es que era demasiado
ambicioso. Puede que la admiración me nuble el juicio pero ¿por qué iba a
existir un límite a la ambición? ¿Qué hay de malo? ¿Qué tiene de malo querer lo
mejor para ti y para los tuyos? ¿Querer subir, llegar a lo más alto y querer
quedarte ahí? ¿Qué hay de malo en querer dejar tu nombre en la Historia para
siempre? Personalmente, considero que lo que le pasó a Bonaparte fue algo así:
le llegó un poco de poder, le gustó y buscó más. Así durante un tiempo hasta
que se dio cuenta de que no quería más, lo quería todo y no dejó nunca de
buscarlo. Subió hasta donde quiso, llevándoselo todo por delante. ¿Se le subió
a la cabeza? No creo, simplemente proyectó la imagen que tenía de si mismo
demasiado abiertamente, sin el filtro de la modestia. Todos tenemos concepciones
de nosotros mismos y la suya elevaba todas sus capacidades. Creo que podría
haber llegado a desarrollarse tal y como él se veía si no hubiese tenido el pequeño obstáculo de la oposición de Europa.
Considero que cometió dos grandes errores, confiar en cierta gente (Murat, por
ejemplo) y el segundo fue no mantener una escala entre su persona y quien se le
oponía. Durante toda su vida midió mal a sus contrincantes y esa fue la causa
de su caída, en mi opinión. No tuvo en cuenta que él no era el único con grandes
capacidades.
La gente me pregunta qué es lo que me llama tanto la
atención en Napoleón y es, precisamente, esa ambición sin precedentes.
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