Libros

sábado, 30 de abril de 2011

Nivola.

El otro día muerta de asco en lengua me puse a leer fragmentos de texto que había en el libro. Por pura casualidad me encontre con esto:

—Mi novela no tiene argumento o mejor dicho, será el que vaya saliendo. El argumento se hace él solo
—¿Y cómo es eso?
—Pues mira, un día de estos que no sabía bien qué hacer, pero sentía ansias de hacer algo, una comezón muy íntima, un escarabajo de la fantasía, me dije: voy a escribir una novela, pero voy a escribirla como se vive, sin saber lo que vendrá. Me senté, cogí unas cuartillas y empecé lo primero que se me ocurrió, sin saber lo que seguiría, sin plan alguno. Mis personajes se irán haciendo según obren y hablen, sobre todo según hablen; su carácter se irá formando poco a poco. Ya las veces su carácter será el de no tenerlo.
—Sí, como el mío.
—No sé. Eso irá saliendo. Yo me dejo llevar.
—¿Y hay psicología?, ¿descripciones?
—Lo que hay es diálogo; sobre todo diálogo. La cosa es que los personajes hablen mucho, aunque no digan nada. [...] empezarás creyendo que los llevas tú, de tu mano, y es fácil que acabes convenciéndote de que son ellos los que te llevan. Es muy frecuente que un autor acabe por ser juguete de sus ficciones...
—Tal vez pero el caso es que en esa novela pienso meter todo lo que se me ocurra, sea como fuese
—Pues acabará no siendo novela.
—No, será... nivola..
—¿Y qué es eso, qué es nivola?
—Pues le oído contar a Manuel Machado, el poeta, el hermano de Antonio, que una vez le llevó a don Eduardo Benot, para leérselo, un soneto que estaba en alejandrinos o en no sé qué otra forma heterodoxa. Se lo leyó y don Eduardo le dijo: «Pero ¡eso no es soneto!...» «No , señor —le contestó Machado— no es soneto, es... sonite». Pues así con mi novela, no ha de ser novela, sino..., ¿cómo dije?, navilo..., nebulo, no, no, nivola, eso es, ¡nivola! Así nadie tendrá derecho a decir que deroga las leyes de su género... Invento el género e inventar el género no es más que darle un nombre nuevo, y le doy las leyes que me place. ¡Y mucho diálogo!

De esa forma, en medio de la clase de lengua decidí hacer mi propia nivola. Digo nivola porque aunque sea una historia sin más ahora mismo no sé donde irá... Básicamente, quería escribir un par de cosas que se me habían ocurrido durante la semana santa, yo las escribo y ya se me ocurrirá algo que hacer con ellas.
Pues eso, veremos que sale...

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